Educar desde la literatura para la equidad con perspectiva de género una respuesta a la inequidad que puso de manifiesto el COVID-19

El artículo es una importante aportación al entendimiento de la docencia como una plataforma fundamental para los procesos de re-educación en temas de género y a la literatura como herramienta educativa con perspectiva de género. Como bien señala el texto, sin duda, la pandemia por COVID-19 reveló las condiciones de desigualdad que prevalecen en nuestra sociedad y que vulneran la vida de las mujeres, en todos los sentidos. Por eso, se vuelve importante continuar con el trabajo que mujeres, personas de la disidencia sexual y colectivos feministas han hecho para, entre muchas otras cosas, visibilizar la compleja trama cultural, política y social que sostiene la violencia de género. Desde la premisa de que la violencia se enseña y se aprende, las elaboraciones y propuestas desde la educación son clave para imaginar e implementar una educación distinta, que no reproduzca los sesgos androcéntricos ni las prácticas misóginas y que colabore en “abrir la puerta a nuevas masculinidades y otras formas de ser mujer más justas”.

Como señala la autora, el rol de las Instituciones Educativas no puede ser neutral, por eso desde la Coordinación para la Igualdad de Género (CIGU) hemos entendido como central implementar procesos de lo que llamamos “Educación para la igualdad sustantiva”.

Muchos artefactos culturales, incluyendo la literatura, son “terrenos” donde se construyen o deconstruyen representaciones hegemónicas y masculinizadas de la realidad. Quienes trabajamos desde el ámbito literario sabemos que las narraciones, mitos, poemas y ensayos, han presentado representaciones victimistas y pasivas de las mujeres, donde se refuerzan roles de género y estigmas que tienen una repercusión importante en las prácticas culturales, en la socialización y en las formas de entender el mundo. “Leer con perspectiva de género” es un concepto potencial para cuestionar y cambiar nuestra forma de acercarnos y de enseñar a otras personas a acercarse a los textos. Pensar a la literatura como herramienta creativa desde la cual se puede hacer crítica con perspectiva de género, crear nuevas narraciones, nuevos conocimientos, nuevas historias, nuevos finales y representaciones de mujeres y feminidades con agencia, libres, capaces de cambiar el mundo, es hoy fundamental para seguir caminando hacia donde queremos: una sociedad libre de violencia de género (y de todas las violencias).

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